“Parece una enfermedad común, sin embargo, es una afección insoportable.
Articulaciones doloridas, hinchadas, una fatiga que consume todo y también muchas preguntas… ¿Por qué?, ¿por qué a mí?, ¿por qué no se sabe nada? Las citas con el médico, el hospital, las dudas sobre la realidad de la enfermedad… Soluciones que no solucionan nada: analgésicos, relajantes musculares, reposo… Una discapacidad cada vez más importante y que puede conducir a una pérdida total de autonomía. Una enfermedad tan antigua como el tiempo. Sin embargo, desde hace casi 40 años, estas enfermedades, a menudo degenerativas, reconocidas como “autoinmunes” están mejor clasificadas. Algunas se desarrollan en la infancia, otras en la adolescencia o en la edad adulta. Duran y se instalan, erosionan las articulaciones, al tiempo que agotan la voluntad en búsqueda de alivio y paz con su cuerpo.”