El poder de las plantas
Esta planta herbácea, que puede alcanzar una altura de entre 10 y 30 cm, tiene un color violeta más o menos intenso. Sus flores están compuestas de seis pétalos que se abren en otoño. Presentan tres estambres con anteras amarillas y un pistilo dividido en tres estigmas filamentosos de un color rojo oscuro. El olor de los estigmas es aromático; y su sabor, ligeramente amargo y picante. Estos estigmas se cosechan y se venden como especias, son el famoso crocus. En el tubo de su corola, esta planta secreta un néctar que las abejas liban ávidamente, además de extraer el polen de sus estambres. El proceso de cultivo para la obtención del crocus es muy antiguo; se cree que proviene de Grecia y de Asia. Los grandes textos antiguos ya hacen alusión a él. Los árabes lo llevaron a España en el siglo X desde Anatolia y posteriormente fue introducido en Francia por los cruzados durante el siglo XII. Esta preciada especia es la más costosa en todo el mundo. Se utiliza para dar sazón a diversos platos típicos, como es el caso de la bullabesa marsellesa, la paella española y los brioches tradicionales de Pascua. En la medicina tradicional, el crocus se utiliza contra la escarlatina, la viruela, los resfriados, el insomnio, la depresión, el asma y los tumores. También es un ingrediente importante en la medicina ayurvédica. Asimismo se utiliza en aplicación tópica para curar las equimosis, la conjuntivitis, las quemaduras, los eccemas, etc. Se trata, pues, de un calmante que disipa la inflamación y, en cierto modo, estimula la cicatrización